jueves, 7 de junio de 2018

La añoranza

¡BUENOS DÍAS!


A punto de llegar al ecuador de este año 2018 parece que la primavera ya ha conseguido asentarse y nos regala algunos días bañados de sol y calma.

Siento la ausencia de este tiempo que he estado sin publicar pero como os digo en ocasiones hay veces en que las obligaciones imperan y por trabajo y proyectos no he podido dedicar tanto tiempo a esta pasión que tanto me fascina. Pero ahora que ya parece llega una época más asentada prometo volver y publicar cada semana. Espero que os gusten todos los contenidos tan interesantes que os tengo preparados pequeños grandes lectores.

De momento hoy comenzamos con un texto que ya tiene un tiempo y es que lo escribí cuando estaba en la universidad, estudiando Periodismo y apenas tenía veinte años así que el otro día lo rescaté del olvido y volví a imaginar y a sentir esa añoranza que en ocasiones nos embarga.

La añoranza es aquello que nos produce nostalgia, que hace que recordemos, que pensemos en lo que ha pasado, en lo que ya ocurrió, en lo que denominamos pasado pero también es una sensación que inunda todo nuestro cuerpo, que nos hace percatarnos de que seguimos aquí, que ha pasado el tiempo, más rápido de lo que creíamos, eso sí, y de que hemos crecido, madurado y ¿por qué no?, aprendido. Hay muchos tipos de añoranza, esta la que acordarnos de un momento, puede que sea especial o quizás amargo; también hay añoranza de algo que vivimos, que recordamos con grata dulzura, o la añoranza de una etapa o una época de nuestra vida a la que nos gustaría regresar pero que nos conformamos con añorar, esa época suele ser la infancia, uno de los periodos más bonitos, inolvidables e instructivos de la vida de una persona. La infancia es el estado primero tras el nacimiento y esta dura hasta la adolescencia, por lo tanto es muy importante para un niño el llevar una buena niñez para así desarrollarse en condiciones y poder llegar a una persona digna y por supuesto mantener un grato recuerdo de la edad de los juguetes.
Aunque la infancia tiene en general las mismas características sea cual sea la época en la que se vive, sí que es verdad que cada década o momento la hace única e inigualable. Así que me centraré en la mía que es de la que puedo hablar con propiedad: yo soy de los noventa, sí, esa última década de finales del siglo XX, que para muchos era el comienzo de una nueva era como bien indica  el cambio de centuria, y dejar atrás un periodo de guerras, conflictos, terrorismo, penurias y desacuerdos.

Pero centrémonos en lo que ataña a los niños, al colegio y a los caramelos. Cuando uno es pequeño no tiene control del tiempo, no sabe ni lo que es ayer, ni hoy, ni mucho menos lo que será mañana, la sensación del decurso del reloj y de su transcurso es muy difusa y para ellos un minuto puede ser muy duradero, esta sensación es fascinante porque en el mundo de los adultos el epicentro de todo es la temporalidad y a través de este, todo gira y se desarrolla. Recuerdo con mucho agrado, los recreos del colegio, donde hacíamos intercambio directo de bienes y servicios, sin ser saber, ingenuos de nosotros que estábamos practicando el tan antiguo trueque. Daba igual lo que fuera, pegatinas, cartas, sobres, tazos, cromos, lo que importaba verdaderamente es que para nosotros, era el bien más preciado. Los juegos son otra de las preocupaciones principales de los niños y una gran añoranza para los adultos. Se podría hacer un paralelismo con el trabajo de los mayores, ya que en cada juego se ponen ganas, entusiasmo, empeño, competitividad, esfuerzo, ilusión y ganas de conseguir buenos resultados, cualidades fundamentales para mantener y progresar en nuestra ocupación. Los amigos son otro de los grandes entretenimientos de la infancia, son como compañeros de viaje, están ahí para cada juego, para cada sonrisa, para cada nuevo aprendizaje, para cada nuevo descubrimiento, digamos que se llega al máximo exponente de generosidad ya que se da todo sin esperar nada. La familia, sobre todo el núcleo de padre y madre, son primordiales para un niño, ya que estos son sus mayores referentes a la hora de guiarse y en el proceso de aprendizaje pero si de algo estoy segura es de que si tuviéramos que personificarlos, sin duda, serían superhéroes.

Pero donde realmente llega la añoranza, es que en la infancia cada día es una gran aventura y así se emprende: ganar un juego, pintar un cuadro, disfrazarse de cualquier cosa, ir al parque, aprender a leer y a escribir y para ello la imaginación y la creatividad son los mayores protagonistas. Los pequeños disfrutan inmensamente de todo y es asombroso como las cosas suscitan para ellos un gran interés. La verdad es que a veces nos deberíamos parar a pensar y echar la vista atrás para rememorar y recordar la cantidad de cosas buenas que hacíamos cuando teníamos unos cuantos años menos, porque sentíamos una gran pasión; nos sentíamos orgullosos de nuestros padres y amigos, íbamos felices al colegio, agradecíamos cada regalo, sonreíamos a cada instante, soltábamos carcajadas sin pensar, nos encantaba hacer travesuras y trastadas y sobre todo nos encantaba simular la realidad y por supuesto los sueños. Y hablando de sueños, muy característicos de esta etapa, como por ejemplo qué ser de mayor, todos los niños en función de lo que les guste y de su gran imaginación desean ser a veces algo alcanzable aunque a veces la imaginación llega a límites inconquistables. Aunque en otras ocasiones a los niños les surge una inspiración, llámese divina por definirla de alguna manera que hace que tengan totalmente claro lo que serán de mayores: ese es mi caso concreto, a los ocho años decidí que sería periodista. Así sin más dilaciones, elegí el que sería mi futuro.

Solemos no entender a los más pequeños pero debemos saber que el mundo infantil sufre muchas alteraciones y cada jornada es como una nueva aventura durante la cual hay grandes descubrimientos y avances pero lo mejor es que los niños siempre dicen la verdad, no ponen etiquetas, son solidarios, comparten todo, siempre tienen una sonrisa, se lo pasan realmente bien, disfrutan intensamente y aprenden constantemente, aprovechando cada segundo al máximo y ante todo sueñan, cada día más alto.

Disfrutad mucho y ser muy FELICES =)

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Cuando sientas añoranza levanta la vista al cielo. Porque la luna siempre es la misma, estés donde estés.
Donna Tartt


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